- 01. INTRODUCCIÓN.
- 02. SALAI y MELZI, ¿DISCÍPULOS, AMIGOS, AMANTES O HIJOS ADOPTIVOS?.
- 03. SU ÚLTIMA ETAPA.
- 04. COMENTARIO.
- 05. FUENTES DE DOCUMENTACIÓN.
01. INTRODUCCIÓN.
He querido dejar para este último capítulo a dos de los personajes más relevantes en la vida de Leonardo, hablo de Giacomo, conocido como Salai, y de Melzi, dos aprendices y discípulos muy especiales para Leonardo, probablemente de las pocas personas que le hicieron sentir parte de una familia, mucho se ha especulado sobre la relación que mantuvo con ellos:
¿Fue una relación profesional, de amistad, de amantes o paternofilial? La respuesta no es sencilla, pero si lees este post te darás cuenta que sí fueron dos de las personas más importantes para Leonardo Da Vinci.
De otro lado, también analizo la última etapa de su vida: sus circunstancias, sus miedos y sus anhelos antes de morir . Pero también un hecho muy significativo, me refiero a las tres obras que conservó a su lado hasta el final de sus días:
¿Por qué estas tres obras?, ¿Qué valor tenían para él?.
Descubrir el valor que tenían para Leonardo estas tres obras de arte, es un poco descubrir sus sentimientos. Hoy en día podemos guardar fotografías en formato papel o digital, vídeos o material diverso con las imágenes de personas que tienen o han tenido un papel esencial en nuestras vidas. Para Leonardo estas pinturas guardaban ese tipo de acercamiento hacia los seres queridos, la cuestión está en descifrar, ¿Quiénes fueron esos seres tan queridos?.
- un ruido sordo y suave, que a la vez que va perdiendo fuerza,
va dejando entrever sus amores celosamente guardados.
- Un ruido sordo y suave, que a la vez que va enmudeciendo,
va dejando entrever su lado más oculto.
- Un ruido sordo y suave que, a la vez que va palideciendo,
«susurra de amor antes de expirar en los brazos de un rey«.
josechuPR
02. SALAI y MELZI, ¿DISCIPULOS, AMIGOS, AMANTES O HIJOS ADOPTIVOS?
Leonardo Da Vinci adoptaba a jóvenes aprendices para su taller. Bellos jóvenes que posaban para sus pinturas y le ayudaban a terminar algunas de sus obras.
Los más conocidos y, sobre todo, queridos fueron Salai y Melzi. Vivían en una situación precaria cuando fueron adoptados por Leonardo y vivieron con él hasta su muerte.
Su biógrafo GiorgioVasari, describió a los «dos hermosos hombres jóvenes como ‘queridos’ de Leonardo en varios puntos de su vida».
El primero en llegar a la vida de Leonardo Da Vinci, fue Gian Giacomo Caprotti da Oreno, en 1490. Siempre fue el preferido del artista, pero también, el más problemático.
Leonardo ya había regresado a Milán a mediados de julio de 1490, según atestigua una nota escrita en un tono neutro que oculta la relevancia emocional de lo que en ella se cuenta:
Jachomo vene a stare cho mecho il dí della madalena nel mille 490,
“Giacomo vino a vivir conmigo el día de Santa Magdalena (22 de julio) de 1490”
Giacomo apareció en la vida de Leonardo cuendo era un niño de diez años, natural de Oreno, una localidad próxima a Monza, a tan solo unos pocos kilómetros al norte de Milán. Aunque su nombre completo era Giovanni Giacomo (o Giangiacomo) de Pietro Caprotti, en todo el mundo se le conoce por su apodo Salai.

Leonardo acogió al muchacho en calidad de famiglio (criado, recadero, chico para todo y, muchas veces, modelo), pero también con la idea de formarlo como artista. Un año más tarde el propio Leonardo lo califica de “Ladrón, embustero, obstinado, glotón”. De ahí probablemente que le llamase con el apodo de Salai, nombre de un diablo, personaje del Morgante de Luigi Pulci. Leonardo llegó, incluso, a realizar anotaciones de las fechorías del pequeño, sus travesuras y sus pequeños hurtos, dicen que probablemente para darle cuenta a su padre de los gastos que le ocasionaba:
El segundo día mandé que le cortaran 2 camisas, un par de calzas y un jubón, y cuando aparté el dinero para pagar estas cosas, me lo robó de la bolsa, y jamás conseguí que lo confesara, pese a que tenía la seguridad de que había sido él. (4 liras)
Al día siguiente fui a cenar con Giacomo Andrea, y el otro Giacomo comió por 2 e hizo travesuras por 4, pues rompió tres frascas y derramó el vino. Luego me acompañó otra vez cuando fui a cenar… (frase incompleta).
El 7 de septiembre, robó un estilete valorado en 22 sueldos que pertenecía a Marco, un joven que residía conmigo. Tenía la punta de plata y lo robó del estudio de Marco, y luego de que Marco lo hubiera buscado por todas partes, dio con él en el baúl del mencionado Giacomo. (1 Lira)
El 26 de enero siguiente me hallaba en casa de Messer Galeazzo da San Severino, preparando los espectáculos para su justa, y en un determinado momento algunos de sus criados se desvitieron para probarse los disfraces de hombres salvajes que iban a llevar en el espectáculo. Uno de ellos dejó la bolsa con sus ropas encima de una cama, y Giacomo la cogió y se llevó todo el dinero que encontró en ella. (2 liras y 4 sueldos)
En esa misma casa, el Maestro Agostino da Pavia me regaló cuero turco para que me hiciera unas botas, y no había pasado un mes, cuando el tal Giacomo me lo robó y lo vendió a un zapatero por 20 sueldos. Según él mismo confesó luego, el dinero se lo gastó en comprar anises. (2 liras)
Una vez más, el 2 de abril, cuando Giovan Antonio (Boltraffio) dejó una punta de plata sobre uno de sus dibujos, el tal Giacomo se la robó. El valor de ésta ascendía a 24 sueldos. (1 lira y 4 sueldos)
Giacomo parecía ser incorregible, Leonardo no se hacía con él, ambos seguirían teniendo una relación tortuosa durante años. Cierto documento con la lista de la compra que Leonardo dictó a un ayudante en 1508, acaba con las palabras siguientes:
“Salai, quiero la paz y no la guerra. No más guerra, me rindo…”.
Sin embargo, Leonardo siguió consintiendo a Salai toda su vida, vistiéndole con prendas de colores vivos y elegantes, cuyo coste anotaría de forma rutinaria en sus cuadernos.
Salai fue la persona que mantuvo la relación más duradera junto a Leonardo, permaneció a su lado durante 25 años, siempre fue presentado como el discípulo predilecto del maestro. En las pocas obras suyas que se conservan, según los técnicos se aprecia su estilo correcto, de eficaz imitador, pero muy distante de la sensibilidad y delicadeza de Leonardo, a él se le atribuye un retrato de Lisa del Giocondo desnuda, conocido como Monna Vanna, pintado en 1515 con el nombre de Andrea Salai.

Cuando Leonardo viajó a Milán para visitar al duque, se encontró a Giovanni Francesco Melzi, quien se convirtió en otro de sus más queridos aprendices, le apodó “Cecho” o “Cechino”. Según Vasari a él se refería Leonardo como “(…) bellisimo faanciullo molto amato da Leonardo”.Estas palabras se interpretaron como que maestro y discípulo mantuvieron una relación de amor.

El talento de Melzi fue grande y reprodujo gran cantidad de dibujos que Leonardo realizaba en su taller. «El retrato de Leonardo da Vinci» es uno de ellos.

De todas las imágenes conservadas relacionadas con Da Vinci, el dibujo atribuido a su discípulo Francesco Melzi es el que se perfila como el más fiel al rostro del maestro.
Melzi fue una persona muy importante para Leonardo y durante muchos años fue su ayudante y secretario personal.
Como pintor renacentista, también realizó obras propias. Su personalidad artística es, en gran medida, desconocida. Muy pocas obras pueden serle adjudicadas con alguna seguridad.
Melzi acompañó a su maestro toda su vida, hasta su muerte. En los últimos años de la vida de Leonardo fue, además, sus manos, ya que este último no podía seguir trabajando sólo.
Muchos dibujos de Leonardo son conocidos gracias a él y a su labor de copista.
Tal como describe Vasari “los conserva y atesora cual si fueran reliquias” ordenándolos y editándolos en lo que fue la única obra impresa de su maestro: El libro de la pintura.
Aunque Salai siempre fue más indisciplinado, Leonardo siempre mostró cierta predilección por él, probablemente por haberle acogido a muy temprana edad.
Según el Comité para la Valorización de Bienes Históricos, Culturales y Ambientales de Italia, Leonardo Da Vinci utilizó a Salai como modelo para realizar el retrato de San Juan Bautista.

Es cierto que, como dice el citado comité, en la tradición iconográfica San Juan Bautista era representado como sufriente y ascético, y el San Juan Bautista de Leonardo parece tener rasgos andróginos, sensuales, tentadores y ambiguos, según el comité referido, como crítica y acusación contra la corrupción y degradación de la iglesia Católica y su comunidad de seguidores.
También se ha podido comprobar que los rasgos del rostro de San Juan Bautista de Leonardo parecen coincidir con los rostros de otros personajes de sus obras como “El Ángel Encarnado”, “Baco” y el rostro de la madre de María en el cuadro “Santa Ana, la Virgen y el niño con el cordero”, que les muestro un poco más abajo.
San Juan Bautista Ángel Encarnado Baco
Todas estas circunstancias han sido motivo argumentario para refrendar no solo que Salai fue musa de Leonardo, también sobre la tesis de que la relación entre Salai y Leonardo fue de pareja homosexual.
Ante dichas circunstancias, prácticamente todos los que atesoran esta tesis, argumentan que en el período en que Leonardo vivió en Florencia, al principio de su carrera, las relaciones homosexuales eran tan frecuentes que el término «florenzer» paso a ser la palabra en jerga alemana para designar las relaciones entre personas del mismo sexo, y relaciones como ésta, entre hombres adultos y adolescentes, eran en realidad bastante comunes en el mundo en el que vivió Leonardo.
Charles Nicholl, en su libro “el vuelo de la mente”, manifiesta que el carácter de una relación homosexual con Salai, es algo que no se puede poner en duda, acude a uno de sus primeros biógrafos, Vasari, cuando dice: “En Milán, Leonardo tomó como sirviente a un milanés llamado Salai. Era extraordinariamente agraciado y atractivo, y tenía un hermoso cabello rizado que Leonardo adoraba”. Según Charles Nicholl, este texto aunque no era explícito, era más que elocuente.
Lejos de tratar de juzgarle por su condición sexual, lo cual me parece que no tendría sentido, sí he considerado necesario tratar la relación que mantuvo con sus dos discípulos porque, sin lugar a dudas, fueron de las personas más importantes de su vida.
Por comenzar por Salai, a mi modo de entender, lo único que aprecio en esta relación es una complicidad que se acerca más a un carácter paterno filial que a una relación laboral, de amistad o a una relación homosexual, como apuntan varios autores. El hecho de que Leonardo acogiese a Giacomo a tan temprana edad (con 10 años), hace que a cualquier persona adulta le despierte un instinto de protección que además perdurará en el tiempo, y creo que lo digo con conocimiento de causa porque soy padre adoptivo, y conozco a muchos padres en mi misma situación con sentimientos muy parecidos. Esto no es óbice de que existan casos excepcionales que en todas las circunstancias los puede haber, de hecho el incesto es algo real, no es inventado, y se produce entre familiares con lazos de consanguinidad.
Por abundar un poco más en el tema, el aguantar tantas travesuras y fechorías, y la desesperación que Leonardo sentía ante su comportamiento es la misma que en algún momento hemos sentido la mayoría de los padres ante la impotencia de no poder mandar a los hijos a hacer puñetas (dicho sea con el debido respeto), y que, evidentemente, el cariño y el amor que sentimos hacia ellos nos lo impide.
Y sobre Melzi, opino de forma parecida, Melzi tenía una gran admiración por su maestro, y por parte de Leonardo esa admiración era recíproca, sabía reconocer sus cualidades, creo que de alguna manera para Leonardo ambos fueron como su verdadera familia.
Sea como fuere, lo cierto es que tanto Salai como Melzi se casaron, formaron familias con sus respectivas mujeres, Melzi incluso llegó a tener hasta ocho hijos, hechos que si bien no descartan la posibilidad de que Da Vinci entablara una relación con alguno de ellos, sí confirma que tuvieron relaciones heteroxesuales de forma estable y duradera, sumando más si cabe a la posibilidad de que la relación de Leonardo con ellos hubiese sido, aparte de profesional, más paternal que de otra índole.
Saber fehacientemente que tipo de relación mantuvo Leonardo con Salai y Melzi es algo que probablemente no sabremos nunca. Por el contrario, sí sabemos con seguridad que fue una relación especial, tan especial como puede ser la de cualquier padre con sus hijos, como la de cualquier pareja de buenos amigos, y por qué no, también como la de cualquier pareja de amantes.
03. SU ÚLTIMA ETAPA.
Leonardo da Vinci se mudó a Roma en torno a 1513. Allí desarrolló su actividad para el papa León X, miembro de la familia Médici. Sin embargo, los hombres que despuntaban en ese momento eran Rafael y Miguel Ángel.

La mayor parte de sus biógrafos consideran que Leonardo vivió ese tiempo en Roma los tres años más desgraciados de su existencia. Mientras Bramante construía San Pedro, Rafael pintaba las estancias vaticanas y Miguel Ángel vivía el apogeo de su gloria, Leonardo, prematuramente envejecido, parecía marginado y fuera de lugar, y daba largos paseos solitarios por las ruinas antiguas de una ciudad que le resultaba extraña.
Decepcionado, decide estudiar problemas de ingeniería hidráulica, arquitectura y óptica. También realiza autopsias en el hospital de San Spirito, lo que le acarrea acusaciones de nigromancia y la prohibición formal de continuar con esas prácticas anatómicas.
Nos cuenta Vasari:
Se dice que en cierta ocasión el Papa encargó una obra a Leonardo y éste se puso inmediatamente a trabajar destilando óleos y hierbas para elaborar el barniz, al ver lo cual, el pontífice exclamo:
« Ay de mí, éste no sirve para hacer nada, pues empieza a pensar en el final antes de dar comienzo a la obra.«
Leonardo desilusionado por su escaso éxito en Roma y preocupado por su futuro tras la muerte prematura de Giuliano de Médici en marzo de 1516, aceptó la invitación que Francisco I y su madre Luisa de Saboya le habían hecho el año anterior. La madre de Francisco I jugó un papel decisivo en la llegada de Leonardo da Vinci a la corte francesa. Admiradora del artista igual que su hijo, deseaba que el florentino le ayudara a ampliar y renovar el señorío que le había legado su difunto marido, el conde de Angulema.
Leonardo debió tomar la decisión de marchar a Francia antes que concluyera el verano de 1516, pues conocía muy bien las dificultades que presentaba el cruce de los Alpes una vez pasado el otoño.
Aquel traslado a Francia sería el definitivo, e implicaba transportar sus bienes a través de los Alpes, con Leonardo viajaron sus pinturas inacabadas: Santa Ana, San Juan Bautista y quizás el San Juan-Baco, así como su inseparable Mona Lisa.
El viaje fue fatigoso para él, ya tenía 64 años y quizá sufría las secuelas de un probable ictus cerebral que había comprometido la movilidad de su mano derecha.
A finales de año se encuentra ya instalado en el plácido valle del Loira junto al baluarte real de Amboise, prestando sus servicios al monarca francés y dotado de una generosa asignación de 1.000 escudos anuales; con él también estaban sus fieles colaboradores Francesco Melzi y Salai. El soberano le había cedido la finca de Clos Lucé, a quinientos metros del castillo de Amboise, la residencia real.

Francisco I estimaba enormemente a Leonardo, y gustaba de su presencia y su conversación hasta el punto de pasar un tiempo con él todos los días.

Benvenuto Cellini, escultor que también estuvo al servicio de Francisco I, obtuvo del propio monarca la siguiente evocación:
“…el rey Francisco quedó gratamente prendado (innamorato gagliardíssimamente) de las muchas virtudes de Leonardo, y llegó a ser tan de su gusto oírle disertar que eran pocos los días del año en que estaba lejos de él…No puedo resistir la tentación de repetir las palabras que le oí decir al rey acerca de él. Dijo que no creía que hubiera existido jamás un hombre que supiera tanto como Leonardo, no sólo por sus conocimientos de escultura, pintura y arquitectura, sino por ser además un grandísimo filósofo”.
Esta familiaridad ha dado lugar a la leyenda del «pasaje secreto», un túnel entre el castillo de Amboise y Clos Lucé que habría facilitado sus encuentros.
El tener un mecenas que le pagase un generoso estipendio sin la obligación de ejecutar ninguna obra en concreto, le liberaba de toda presión. La cesión de la casa debía incluir también a su ama de llaves y cocinera. Todo contribuye a convencernos de que Leonardo vivió estos años crepusculares en una atmósfera de sosiego y tranquilidad.
Puso entonces su inventiva al servicio del monarca como escenógrafo de la corte y montó varios espectáculos, dos de los cuales fueron especialmente celebrados. En mayo de 1518, para conmemorar la batalla de Marignano, se escenificó el asedio y la toma del castillo de Amboise, y poco después, en junio, tuvo lugar la celebración más fastuosa y sorprendente: «la Fiesta del paraíso«, que el artista retomó una representación celebrada en Milán para Ludovico el Moro en 1490, casi treinta años atrás, ambas con un derroche de imaginación e inventiva que impactaron de sobremanera en la corte y sus asistentes.

El 10 de octubre de 1517, Leonardo había recibido al cardenal Luis de Aragón y su secretario Antonio de Beatis; y fue precisamente De Beatis quien, en su informe del viaje, nos ha dejado la última instantánea de Leonardo:
Diario de Antonio de Beatis
“…Enseñó tres cuadros a su Señoría, un retrato de cierta dama florentina, pintado del natural a instancias del difunto magnífico Giuliano de Medici, otro de un San Juan Bautista joven y un tercero de la virgen y el Niño en el regazo de Santa Ana, todos ellos perfectísimos [perfettissimo, también podría indicar “totalmente acabados”). No obstante, ya no podemos esperar de él ninguna otra gran obra, pues tiene la mano derecha paralizada. A su lado encuentra un discípulo al que ha formado y que trabaja muy bien. Y aunque el Maestro Leonardo ya no puede colorear con aquella dulzura que le era propia, aún sigue dibujando y enseñando a otros. Este gentil caballero tiene muchos escritos de anatomía que ha ilustrado con numerosos dibujos de las partes del cuerpo, tales como los músculos, los nervios, las venas o las marañas intestinales, y es ésta una forma de comprender el cuerpo de los hombres y las mujeres que hasta ahora nadie había intentado. Todo esto pudimos verlo con nuestros propios ojos. Y, según nos contó, para realizarlos había diseccionado más de treinta cuerpos de hombres y mujeres de todas las edades. También ha escrito, como él mismo dijo, un sinfín de volúmenes sobre la naturaleza de las aguas, sobre diversos tipos de máquinas y sobre varias otras cosas más, todos ellos en lengua vulgar, y si estas obras vieran la luz resultarían sin duda tan útiles como placenteras. Además de los gastos y el alojamiento, ha obtenido del rey de Francia una pensión de 1.000 escudos al año para él y otros trescientos para su discípulo.»
Cuando Beatis se refiere a los «manuscritos de todo tipo», se refiere a -los estudios sobre el vuelo, anatomía, óptica, máquinas, aguas, un tratado de pintura–, que habían ido con Leonardo a Francia.
En cuanto a los cuadros de Santa Ana y San Juan Bautista, son los que hoy están en el Louvre. Queda sin resolver la identidad de la dama florentina, que muchos (no todos) consideran que es la Mona Lisa.
Pero ¿Por qué Leonardo guardó estos tres cuadros hasta los últimos días de su vida?. Casi con total certeza porque para él tenían un valor especial, y muy probablemente las razones fueron sentimentales:
- Del cuadro de la mujer florentina, la que para muchos es la Mona Lisa (Desarrollada en el capítulo 9), ya argumenté entre todas las teorías, que por sentido común, me inclinaba más por la que defendía que era un encargo que le realizó Giuliano de Médici para que pintara el retrato de una mujer que pudiera suplantar el aspecto de Pacífica Brandani, una dama de Urbino con la que mantuvo relaciones, y de la que fructificó su hijo, desafortunadamente la madre fallecería durante el nacimiento del niño. Y de esta manera la pintura podría hacer que su hijo pudiese tener la referencia y el recuerdo de su madre. Pero para poder realizarlo sin tener la imagen de ella, Leonardo solo pudo tener la opción de retratar a una mujer idealizada con aspecto de madre, él también sufrió la ausencia de la suya y tanto si eligió la imagen de su propia madre para el retrato, o una mezcla de ésta y la de Salai como apuntan algunos autores. Sea como fuere, el sentimiento reflejado en el cuadro tendría el anhelo suyo de una madre que siempre necesitó. Cuando Giuliano de Médici falleció, la obra sin terminar y sin cobrar, pasó a tener un valor estrictamente personal y sentimental para Leonardo, pues en el rostro de la Mona Lisa se reflejaba el ideal del amor y el calor de su madre que tan solo tuvo durante un periodo corto de su infancia.
- Sobre el cuadro de San Juan Bautista, parece haber bastantes datos para asegurar que quien hizo de modelo para este retrato fue Salai, persona que más tiempo le acompañó a lo largo de su vida y por la que no sólo tenía una gran predilección, sino que indudablemente albergaba hacia él un gran sentimiento, ya sea paternal, de amistad o como muchos apuntan su gran amor. De cualquier manera, esta obra también contenía un profundo valor sentimental para Leonardo.
- Por último, sobre el cuadro de La Virgen y el niño que están en el regazo de Santa Ana es una pintura tardía, de hacia 1510, pero ya en 1501 existía una versión de ella – un cartón a tamaño natural – que cuando fue presentado en público, originó grandes colas para poder contemplarlo. La obra, destinada al retablo de la Santísima Annunziata, trata sobre el tema de la maternidad. Santa Ana es la madre de María, y María la madre de Cristo, el niño quiere coger al cordero, que representa la pasión, y se le escapa de las manos. Según dicen, es una crítica a la Iglesia.
Cartón de Burlington House, una representación de La Virgen y el Niño con Santa Ana y San Juan Bautista, de Leonardo da Vinci Santa Ana, con la Virgen y el Niño, de Leonardo Da Vinci
Una vez más Leonardo se basa en los evangelios apócrifos, pues Santa Ana sólo aparece en estos y no en los canónicos (reconocidos por la Iglesia católica). Pero lo que más nos interesa ahora mismo es otra cuestión, se puede observar que Leonardo pinta a madre e hija como si ambas tuvieran la misma edad, por lo que parece una reflexión más acerca de las enrevesadas relaciones que rodearon la infancia de Leonardo, con la trinidad formada por Caterina (Su madre biológica), Albiera (Su madrastra) y Lucía (Su abuela). También se puede observar un cierto parecido de Santa Ana con el rostro del cuadro de San Juan Bautista, (recordemos que según el Comité para la Valorización de Bienes Históricos, Culturales y Ambientales de Italia, Leonardo Da Vinci utilizó a Salai como modelo para realizar el retrato de San Juan Bautista).
Según un discípulo de Freud, Oskar Pfister, se puede ver un pájaro, refiriéndose al buitre, en el manto azul, relacionándolo con el famoso sueño de su infancia, pero personalmente, aunque aparece en la mayoría de los textos bibliográficos, lo considero bastante forzado el razonamiento, sí considero por el contrario, que hay una reflexión sobre la maternidad, y algo más, también es significativo que no aparezca la figura paterna en la sagrada familia, San José, al igual que no aparece en la Virgen de las Rocas o muy dudosamente en la Adoración de los Magos, probablemente también tuvo que influir la escasa cercanía con su padre en los momentos que más necesitó tenerle a su lado.
Dicho todo lo anterior, nos invita a pensar que el hecho de que Leonardo conservase hasta los últimos días de su vida estos tres cuadros, es porque le unía a ellos una carga emocional y sentimental importante. Amores en cierta manera no correspondidos: ni su padre le atendió como se merecía, ni su madre biológica estuvo cerca de él cuando más la necesitaba, su madrastra falleció a temprana edad, su abuela, como casi todas las abuelas tampoco tardó mucho en desaparecer y Salai, no sabemos por qué, el último año de su vida tampoco estuvo a su lado.

El 23 de abril de 1519, cuando se aproximaba la muerte, Leonardo hizo testamento –ocho días después de cumplir 67 años–. Dispuso su sepultura en la iglesia de Saint-Florentin de Amboise; durante su funeral, sesenta pobres a los que se pagaría por ello debían llevar otros tantos velones; y en su memoria se debían decir tres misas mayores y treinta menores. En cuanto a su legado, a Francesco Melzi, su ejecutor testamentario, le dejó ropa, dinero y, sobre todo, libros, documentos, dibujos «sobre su arte e industria de pintor»… Un tesoro inestimable de hojas encuadernadas y sueltas, cuya dispersión empezó muy pronto. La viña que poseía en Milán fue dividida entre Salaì (que se había construido una casa en aquel terreno) y un joven sirviente de Leonardo, Battista de Villanis. A Maturina, cocinera de Clos Lucé, el artista le dejó dos ducados y piezas de ropa. A sus hermanastros, con quienes, en el pasado, había habido disputas y querellas legales, les dejó 400 escudos en depósito en Florencia, en el Hospital de Santa Maria Nuova. Los cuadros, que ya se habían vendido al rey, quedaban fuera del testamento, y contribuyeron a hacer de París la ciudad con la mayor concentración de obras de pintura del genio florentino en el mundo.

El 2 de mayo de 1519, tras llevar una temporada enfermo, Leonardo murió a los 67 años. Sus restos descansan en la capilla de Saint Hubert, en el castillo de Amboise.

El historiador artístico Giorgio Vasari, hombre profundamente religioso, sostiene que Leonardo era un hereje y cuenta que en su lecho de muerte se arrepintió, se confesó y recibió de buen grado la comunión, pero esta versión ha sido puesta en duda por algunos biógrafos, aunque resulte confirmada por Melzi. La incógnita persiste porque Leonardo apenas mencionó la religión en sus escritos, quizá por temor a expresar opiniones que sus contemporáneos podían considerar heréticas.
Tampoco dijo nunca que creyera en otra vida después de la muerte, a la que consideraba el “mal supremo” («il sommo male»). El mismo Vasari refiere también que Leonardo expiró en brazos de Francisco I, que habría acudido al lecho mortuorio para acompañarle en el último trance. Este episodio también ha sido discutido, ya que existe un escrito fechado el 3 de mayo y firmado por el rey en Saint-Germain-en Laye, localidad que está a dos días a caballo de Amboise, lo que hacía imposible que Francisco I hubiera llegado a tiempo a Cloux.
Pero en 1856 el testimonio de Vasari recobró fuerza, cuando el investigador Aimé Champolion demostró que el documento de Saint-Germain no había sido firmado por el propio rey, sino por su canciller. Así pues, es posible que fuese Francisco I quien le cerrara los ojos al morir.

04. COMENTARIO.
En mi época de aficionado a la pintura, siempre me fascinaron los bocetos, verlos y hacerlos, uno empieza a trazar líneas sin miedo a equivocarse, unas acertadas y otras no tanto, las líneas empiezan a confluir y el dibujo, como por arte de magia surge en medio del caos.
Una pintura o un dibujo que está finalizado, rematado, esconde muchas imperfecciones, un esbozo o un boceto mantiene la transparencia de todas ellas, los aciertos y los errores saltan a la vista, pero no se le puede negar la valentía de mojarse y mostrar su alma al descubierto.
La vida de Leonardo Da vinci fue mucho más intensa que estos diez post, evidentemente, los he realizado como si fuese un boceto, faltarían muchos detalles, sólo he trazado las líneas que he considerado relevantes, unas acertadas y otras seguramente no tanto, pero sí he tratado de mojarme y ponerle mi alma, y espero que entre esos trazos hayáis podido descubrir un dibujo claro y conciso del lado oculto de Leonardo da Vinci, de esa parte de su persona que tan celosamente guardó, seguramente por tener unos pensamientos que no se ajustaban a la normalidad de la época, también por el miedo a represalias que hiciesen peligrar la posición y el reconocimiento que tanto le había costado conseguir o incluso por temor a perder hasta su propia vida por ser de un pensamiento que podría ser considerado como herético.
Poco más podría atreverme a decir de él, únicamente que a pesar de haber heredado un físico portentoso y unas capacidades intelectuales igualmente portentosas, tuvo muchas piedras en el camino, la vida no se lo puso fácil desde su nacimiento, y fue el trabajo y el esfuerzo de superación constante, hasta el último aliento de sus días, lo que le hizo conseguir los logros que han hecho posible que su memoria perdure hasta nuestros días.
Creo que el realizar estos post, más que un trabajo ha sido un aprendizaje en el que he disfrutado, por supuesto. Pero hay algo que me sorprende en su trayectoria, es su constante estudio de la naturaleza, si hay algo perfecto en este mundo para él es la naturaleza, de hecho, todos sus estudios e investigaciones eran para descubrir diferentes comportamientos de ella, y era consciente que sus invenciones no eran sino una mala copia de artilugios tratando de imitarla, incluso sus pinturas, le costaba un enorme trabajo finalizarlas porque no alcanzaba el ideal de perfección que tenía en su cabeza. Tan insatisfecho estaba que murió pidiendo perdón, una de sus últimas frases célebres es la que pronunció cuando estaba con Francisco I en Amboise:
“Pido perdón a Dios y a los hombres porque mi trabajo no tuvo la calidad que tendría que haber tenido”. Y añadió: “Solo he perdido contra el tiempo”.
Ni imaginarse pudo Leonardo que precisamente la batalla contra el tiempo nunca la perdió, todo lo contrario, será una de las pocas personas de este mundo que logre perdurar en el tiempo siempre que la humanidad consiga sobrevivir.

Vivimos en un mundo torpe, lleno de invenciones que nos asombran y que nos parecen portentosas y perfectas, y nada más lejos de la realidad, todo aquello que no obre en consonancia con la naturaleza no sólo siempre estará lejos de la perfección, terminará siendo un arma de destrucción de nuestro sustento, de la vida que nos rodea.
Estoy convencido que si Leonardo Da Vinci viviese en nuestros días sería un gran defensor del medio ambiente y la naturaleza,
Su legado no son los inventos e ingenios, ni sus estudios, ni tan siquiera sus pinturas que tanto las amaba…
su legado es hacernos conocedores que la perfección se encuentra en la naturaleza,
de la que afortunadamente formamos parte,
Si realmente queremos acercarnos a la perfección
Preservemos el medio ambiente y la naturaleza,
Probablemente nos ayudará a solucionar muchos problemas y estar más cerca de la felicidad,
en nuestras manos está…
JosechuPR
05. FUENTES DE DOCUMENTACIÓN DE LOS 10 POST DEDICADOS A LEONARDO DA VINCI.
LIBROS FORMATO PAPEL:
- EL VUELO DE LA MENTE – Charles Nicholl.
- GIOCONDA DESCODIFICADA – Christian Gálvez.
LIBROS FORMATO DIGITAL:
- EL IMAGIONARIO DE LEONARDO. Códices Madrid de la BNE.
- LEONARDO DA VINCI- La Biografía- Walter Isaacson.
- UN RECUERDO INFANTIL DE LEONARDO DA VINCI – Sigmund Freud.
- LEONARDO DA VINCI – Biografía. Giorgio Vasari.
ARTÍCULOS DE PRENSA:
- Elmundo.es -El nacimiento documentado de Leonardo y … –– crónica – Benjamín G. Rosado – 21 de julio de 2017.
- El país. “Los misterios de Leonardo da Vinci cobran nueva vida” Eric González. 9-10-2005.
- La Vanguardia. El mensaje oculto de la Virgen de las Rocas.
- EL PAÍS. MARÍA MAGDALENA ERA “UNA MUJER ADINERADA” Y NO UNA PROSTITUTA.PATRICIA R. BLANCO. MADRID. 3-AGOSTO-2018.
- ELDIARIO.ES-SOCIEDAD-ABUSOS SEXUALES DE LA IGLESIA.
- BBC.com- Leonardo Da Vinci: la fascinante histiria de los hombres a los que amó.- Hettiet Judat
- historia.nationalgeographig.com – La verdadera cara de Leonardo Da Vinci.
- historia.nationalgeographig.com- Los ultimos años del genio del Renacimiento.
BLOG:
- TRATADO DE LA PINTURA – LEONARDO DA VINCI (de Rafaelle dv Fresne)
- ARTICULTURA. “POR QUÉ PINTÓ LEONARDO DOS O TRES VERSIONES DE LA VIRGEN DE LAS ROCAS” por Monserrat Gutiérrez.
- CULTURAGENIAL.COM. LA ÚLTIMA CENA – LEONARDO DA VINCI. Andrea Imaginario. Especialista en artes, literatura comparada e historia.
- JAVIERSIERRA.COM – LA FE SECRETA DE LEONARDO DA VINCI.
- EL EVANGELIO DE MARÍA MAGDALENA: JESÚS Y LA PRIMERA MUJER APÓSTOL: por Karen King.
- BLASTINGNEWS.COM-OCIO-CULTURA. EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE MARÍA MAGDALENA.
DOCUMENTALES:
- DOCUMENTAL SOBRE LA VIDA DE LEONARDO DA VINCI – 1971.
- DOCUMENTAL DE CANAL HISTORIA “LEONARDO DA VINCI Y SU CÓDIGO DE VIDA.
- MISTERIOS DE LA HISTORIA, CAPÍTULO 69: LOS CÁTAROS. TELESUR TV.
- ESTUDIO DE LA OBRA “LA ÚLTIMA CENA” DE LEONARDO DA VINCI POR EDUARDO SÁNCHEZ ALONSO, PROFESOR DE HISTORIA DEL ARTE.
- CANAL DE HISTORY. EL PRESUNTO OSARIO DE SANTIAGO EL JUSTO, HERMANO DE JESUCRISTO.
- EL MISTERIO DE “LA ÚLTIMA CENA” DE LEONARDO DA VINCI- DW DOCUMENTAL.
- ¿QUIÉN ES MONA LISA/DW DOCUMENTAL.
PELÍCULAS:
- PELÍCULA – MARÍA MAGDALENA (2018). ESCRITA POR HELEN EDMUNDSON Y PHILIPPA GOSLETT Y DIRIGIDA POR GARTH DAVIS.
EXPOSICIONES:
- Exposición 1: LOS ROSTROS DEL GENIO I (Palacio de las Alhajas)- 2019
- Exposición 2: LOS ROSTROS DEL GENIO II (Biblioteca Nacional)-2019
De forma genérica también he utilizado como fuente de información WIKIPEDIA.org
———————— * ————————-
Josechu PR
