- 1. Introducción.
- 2. La Dama del Armiño.
- 3. En la Corte Vecchia (El Caballo Sforza).
- 4. Artes Escénicas.
- 5. Imagen de Leonardo en Milán.
- 6. Entierro de Caterina.
- 7. Comentario final.
- 8. Fuentes de documentación.
01. INTRODUCCIÓN.
En la década de 1490 aproximadamente, Leonardo Da Vinci inicia una etapa de prosperidad en la corte de los Sforza, son muchos los trabajos de investigación sobre anatomía, óptica, luces y sombras, diseños de ingeniería, mecánica o arquitectura que llegó a realizar en su etapa de Milán, pero no será ésta la materia que se vea en este post, he querido trabajar sobre aquellos aspectos que considero pudo influirle más en su personalidad, y que en definitiva es lo que trato de descubrir.
El inicio lo protagoniza una obra de arte, uno de sus cuadros más hermosos: “La Dama del armiño”, una pintura que nos desvela una relación de amor y servidumbre, el retrato de una amiga y compañera de Leonardo en la Corte de los Sforza.
El post continúa con su nuevo hogar en la Corte Vecchia y un sueño frustrado, la realización de una gran escultura ecuestre, la mayor de la historia.
También he querido resaltar aquellas actividades menos populares y quizás consideradas menores, pero que estoy convencido le reportaron muchos momentos de satisfacción y de divertimento, me refiero a su participación en las artes escénicas como ideólogo y promotor de los desfiles, espectáculos, actividades musicales y de otra índole para el entretenimiento de la Corte de los Sforza.
No he querido pasar por alto la imagen que los demás tenían de él, quizás en la etapa más prolífica de su vida.
Por último, también destaco un acontecimiento que suele remover los cimientos de cualquier persona, el fallecimiento de su madre.
Espero que este post, os acerque un poco más a la persona que fue una de las mentes más brillantes de la humanidad.
2. LA DAMA DEL ARMIÑO.
El primer encargo que Leonardo recibió de Ludovico no fue una obra de ingeniería ni de arquitectura, fue el retrato de la joven amante del duque, la joven y bella Cecilia Gallerani.

Ludovico Sforza, aunque lejos de la actitud de su depravado hermano, sí se permitía disfrutar de las ventajas que en el terreno sexual ofrecía el despotismo, cualquier súbdita que fuese de su agrado estaba a su disposición, al igual que los ciervos de su coto de caza, aunque también era cierto que cualquier mujer en la que posara sus ojos sabía que era un pasaporte a una vida mejor, un mundo de comodidades que no solo disfrutaría ella, sino también toda su familia.
Cecilia contaba solo con 14 años, era guapa, joven pero no demasiado para la época, compartiría estancias con el artista en el castillo de Milán. Era seductora, simpática y había crecido en una buena familia, por lo que había sido educada de una manera pulcra: era culta, le gustaba la música, hablaba lenguas y disfrutada de los mejores modales de la época. Era conocida por su gran reputación como cantante, escritora y compositora de música. Organizaba tertulias con intelectuales milaneses, donde se hablaba de filosofía y otros temas humanistas, a las que asistía Leonardo da Vinci. Entre Leonardo y Cecilia surgiría una enorme amistad.

Cecilia quedó embarazada, y Ludovico locamente enamorado se deshacía en atenciones, haciéndose acompañar por ella constantemente. Pero Ludovico tenía un compromiso de matrimonio que no podía eludir, la hija del duque de Ferrara, Beatrice, quien envidiosa del trato que recibía la amante, obligó a que su esposo la rechazara y la echara de su regazo.
Leonardo la retrataría con sensibilidad y firmeza.
La mano que acaricia el animal es una alusión sexual: los accesorios del vestido, – la banda de oro de la frente, la cinta negra, el velo, el collar, sugieren la condición de la mujer sometida, de la cautiva, de la concubina.
El armiño era considerado también como un símbolo de pureza, así se reflejaba en el retrato de un caballero pintado por Vittore Carpaccio hacia 1510, en el que en una leyenda situada sobre el animal se lee: “Antes morir que ser mancillado”. También se decía del armiño, a causa de su temperamento, que prefería caer en manos de los cazadores antes que refugiarse en una guarida llena de barro, para no mancharse.

Pero el animal también sugiere un juego de palabras, de esos que tanto le gustaba a Leonardo, el término griego que designa a comadreja o al armiño es «galé», el cual coincidiría con el apellido de Cecilia, Gallerani, del mismo modo que el enebro o ginepro coincide con el nombre de Ginebra.
Aparte de constituir la base de estas asociaciones, el armiño ofrecía un significado más específico, era una alusión emblemática del mismo Ludovico a quien en 1488, Ferrán de Aragón, rey de Nápoles, había investido con la Orden del Armiño.
Leonardo representa con tanta fuerza lo emblemático que esto revierte sobre lo real, de forma que vemos al armiño como un depredador, lo que es el animal en sí en la naturaleza y lo que era, igualmente, Ludovico en su vida, un depredador sexual.
Cecilia siguió siendo objeto del afecto del Moro y, como madre de uno de sus hijos naturales, continuó recibiendo favores de su mano.
El cuadro se lo quedaría ella y todavía hoy son famosas las frases que escribió cuando tiempo después la preguntaron por la obra del maestro:
«El retrato se pintó cuando mi edad era imperfecta y mi rostro ha cambiado completamente desde entonces, de forma que si nos pusierais juntos al retrato y a mí, nadie pensaría que era yo la representada».
03.- EN LA CORTE VECCHIA (El caballo Sforza).
A mediados de 1489, Ludovico encargó finalmente a Leonardo el gran monumento ecuestre gigante del que se venía hablando desde hace tiempo, y que Leonardo planteó en su famosa carta de presentación a Ludovico para homenajear a Francesco Sforza. El Moro le pidió que hiciese un modelo de arcilla a tamaño natural que después se utilizase para el molde de la estatua.
El encargo, junto con sus servicios como empresario teatral y diseñador de espectáculos para la corte, al final le valió a Leonardo un nombramiento oficial, con una asignación y alojamiento. En él constaba como «Leonardo da Vinci, ingeniero y pintor», uno de los cuatro ingenieros principales al servicio del duque.
El puesto incluía alojamiento para él, dos ayudantes y tres o cuatro discípulos, además de un taller para realizar la maqueta del monumento ecuestre, en la Corte Vecchia. Se trataba de un castillo medieval, repleto de torres y fosos, que habían sido remozados hacía poco.
La Corte Vecchia había sido en tiempos el palazzo y el centro de poder de los Visconti, la primera gran dinastía milanesa, estaba cerca del Duomo (Este edificio fue derruido en el siglo XVIII para permitir la construcción del grandioso Palacio Real). El salón de la Corte Vecchia medía unos 90 metros de largo por unos 15 de ancho. Este antiguo salón de baile de los Visconti se convirtió, probablemente, en el taller en el que Leonardo trabajó en el monumento Sforza.

Así era ahora la residencia de Leonardo en Milán: un palacio grande, pero bastante deteriorado, con patios porticados y pasillos recorridos por corrientes de aire y situado en la Piazza del Duomo. Ahí tendría su lugar de trabajo, una especie de hangar, donde trabajaría en su Caballo y una gran máquina voladora que aparece en el Códice Atlántico, su taller, dedicado a la producción de retratos de corte y hermosas Madonas; su estudio, lleno de cuadernos de notas y manuscritos; las pequeñas habitaciones de sus ayudantes; su laboratorio para los experimentos de Zoroastro (Tommaso di Giovanni Masini, fue un amigo y colaborador de Leonardo Da Vinci, fue empleado como mecánico y «mago», lo que le valió el apodo de Zoroastro); sus estanterías, sus arcones, sus cuencos…, todos ellos cuidadosamente inventariados en un cuaderno de comienzos de la década de 1490.
Un palacio que ha dejado de utilizarse no debía de ser un sitio muy acogedor, pero conociendo a Leonardo seguro que supo ambientarlo en un lugar bastante agradable. De hecho, aparece un escrito suyo fechado el 23 de abril de 1490, y por tanto escrita posiblemente en la Corte, que dice:
“Si quieres saber cómo habita su cuerpo el espíritu de una persona, fíjate en cómo trata su morada; si está desordenada, de la misma forma mantendrá el espíritu el cuerpo de una forma confusa y desordenada”.
Podemos imaginar el aspecto de su taller, real o, al menos, tal como se lo imaginaba Leonardo, a partir de una descripción que escribió de un artista en el trabajo: «El pintor se sienta tranquilamente ante su obra, bien vestido, y maneja un ligerísimo pincel con delicados colores. Se arregla con la ropa que le gusta y su casa está llena de delicadas pinturas y limpia, y, a menudo, lo acompañan músicos o gente que lee en voz alta diferentes y hermosas obras».
Leonardo se había convertido en una persona pragmática, tenía un nuevo hogar, las malas rachas quedaban atrás y podía ver un futuro más halagüeño:
“Cuando llegue la fortuna, agárrala con fuerza por delante, que por detrás es calva…”
Códice Atlántico, fol. 289.
Ludovico buscaba en los monumentos el modo de reafirmar el esplendor de su familia, y como su poder no se basaba en una larga dinastía el proyecto de estatua ecuestre de Leonardo satisfacía ese deseo.
Para prepararlo, se dedicó a estudiar de forma exhaustiva la anatomía de los caballos, con mediciones exactas y, más tarde, incluso con disecciones.

Una vez más, su vehemente pasión por participar en investigaciones anatómicas para su arte provocó que buscara la ciencia por sí misma.
Leonardo logró crear un modelo de arcilla a tamaño real, que se expuso al público en noviembre de 1493 con motivo de la celebración de la boda de la sobrina de Ludovico, Blanca Sforza, con el futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Maximiliano I.
El descomunal y espléndido modelo concitó las alabanzas de los poetas de la corte: «Ni Grecia ni Roma vieron nada más grandioso« —escribió Baldassare Taccone—. ¡Mira bien qué hermosura de caballo! Leonardo da Vinci lo creó él solo!
Según Vasari: ”Todos los que vieron el gran modelo de barro aseguraron que era la más excelente y magnífica obra que habían visto nunca”.

La estatua, de mas de 7 metros de altura, hubiera exigido verter 100.000 kilos de metal fundido en un molde con la rapidez suficiente para que el enfriamiento fuera uniforme. Para ese fin, inventó un sistema de hornos múltiples que jamás se llegó a utilizar ya que, poco tiempo después, en 1499, Milán entró en guerra con Francia y para poder hacer cañones y munición se fundió todo el bronce apartado para la obra ecuestre.
Los milaneses fueron derrotados y los ballesteros de Luis XII utilizaron el modelo para sus prácticas de tiro. Por supuesto el caballo realizado en arcilla quedó totalmente destruido, perdiéndose una de las obras maestras de la escultura del Renacimiento.
Afortunadamente los diseños permanecieron en el tiempo y en 1994 la escultora Nina AKamu desarrolló la obra de Leonardo completándose en bronce un enorme caballo que actualmente se encuentra en el hipódromo de San Siro, en Milán (Italia), más 5 réplicas de esta versión que han sido realizadas y se encuentran en distintas partes del mundo.
04. ARTES ESCÉNICAS.
La creación del gran caballo de barro en 1492-1493, constituye tan sólo una pequeña parte de los trabajos de ingeniería y mecánica de Leonardo, la mayoría de ellos de sobra conocidos, incluidos muchos de estos dibujos en el Códice Madrid I, pero no voy a entrar en ello, hay otras facetas de su vida menos conocidas y que le aportaron mucho en el terreno personal, me refiero a Leonardo como productor de espectáculos teatrales.
Paulin Césari recuerda en Le Figaro Magazine que todo debió empezar cuando un viñador de Belvedere, habiendo encontrado un lagarto enorme, se lo cedió a Leonardo, quien le fabricó unas alas articuladas que recubrió con escamas arrancadas a otros reptiles. Una vez las hubo pegado al dorso del animal, le ajustó unos cuernos y una barba. Metido en una vistosa caja, el artista solía dejarla destapar a sus amigos que huían aterrorizados al asomarse el monstruo demoniaco.
Durante sus años de aprendiz aficionado al teatro en el taller florentino de Verrocchio, lo había cautivado la escenificación de fantasías. Su experiencia y su imaginación le sirvieron para convertirse en el productor de desfiles de la corte de Ludovico Sforza en Milán. Su trabajo consistía en crear y recrear fantasías. Él construía los “mundos” en los que se desarrollaban las obras de teatro, los desfiles y demás espectáculos que quisiera montar uno de los hombres más importantes de Italia.

imagen extraída del documental «La vida de Leonardo da Vinci- TVE 1971
Ese trabajo tuvo un enorme impacto en el pensamiento de da Vinci, el artista estaba a cargo de los efectos especiales. Tenía que diseñar escenarios móviles, cuadrar la iluminación (siglos antes de la electricidad), y encontrar la manera de hacer volar ángeles y hadas. Algunos de los artefactos que hizo, sobre todo las aves mecánicas y las alas para actores que flotaban suspendidos sobre el escenario, le impulsaron a realizar estudios científicos más serios, como la observación de las aves y la invención de auténticas máquinas voladoras. Además, su amor por la gestualidad escénica se reflejó en sus pinturas narrativas. El tiempo que dedicaba a las diversiones teatrales estimulaba su imaginación, tanto la artística como aquella relacionada con la ingeniería.

imagen extraída del documental «La vida de Leonardo da Vinci- TVE 1971
En 1490, Ludovico Sforza, el dueño y señor de Milán, le encargó celebrar en el patio de su palacio la celebración de la boda de su sobrino el duque Gian Galeazzo con Isabel de Aragón, el plato fuerte de los festejos nupciales fue la representación, acompañada de un banquete —lleno de sones y luces y pompa—, de una fantasía teatral titulada La fiesta del Paraíso, que culminó con una pieza de teatro: La mascarada de los planetas.

imagen extraída del documental «La vida de Leonardo da Vinci- TVE 1971
El éxito de Leonardo como diseñador de las máscaras de los planetas le reportó cierta fama; más de la que había conseguido como pintor de cuadros inacabados y, desde luego, más que como ingeniero militar. Parecía entusiasmado. Sus cuadernos muestran el interés que puso en los mecanismos que incorporaban algunos de los elementos del atrezo y que se emplearon en los cambios de decorado. La interacción entre fantasía y máquinas, su coreografía, era algo para lo que Leonardo había nacido.
Pero no todo salía siempre como el deseaba, se le encomendó la organización de la boda del poderoso Ludovico con Beatrice d’Este, pero con una enorme tarta para 300 invitados. Leonardo respondió que la tarta sería tan grande que la boda se celebraría dentro de la tarta: Ideó hacer la fiesta en el interior de una enorme tarta ubicada en el patio palaciego. Para ello contrató a los mejores pasteleros, cocineros y artistas para diseñar la tarta, construyó el pastel con toda suerte de dulces, polenta, nueces y pasas; también las mesas y sillas estaban recubiertas de bizcocho. Tan suculenta y atractiva puesta en escena fue un auténtico festín, pero en esta ocasión los comensales fueron las alimañas de la ciudad: las ratas, aves e insectos hicieron de las suyas la noche antes del evento, por lo que fue un auténtico desastre que costó olvidar.
A pesar de algunos fracasos, como el descrito anteriormente, pesaban más sus múltiples virtudes y cualidades. En cuanto a la música, según el humanista y médico Paolo Giovio, un contemporáneo que conoció a Leonardo en Milán, escribió: «Era un experto y maravilloso inventor en toda clase de bellezas, sobre todo en el campo de las representaciones teatrales, y cantaba de forma magistral acompañándose con la lira. Cuando la tocaba con el arco, deleitaba como por ensalmo a todos los príncipes».
Leonardo asimismo llegó a idear nuevos instrumentos como una más de sus funciones como productor de espectáculos, sus cuadernos se encuentran llenos de bocetos innovadores y fantásticos. Como de costumbre, su creatividad provenía de su imaginación a la hora de combinar, en una de sus hojas muestra un instrumento de violín, hecho con un cráneo de cabra, un pico de ave y algunas plumas, y con tres cuerdas sujetas a los dientes tallados en un extremo, Aunque el más complejo de los instrumentos musicales de Leonardo, que dibujó en múltiples variaciones en diez páginas diferentes de sus cuadernos, era la viola organista, un híbrido entre una viola y un órgano.

Además de la labor de entretenimiento para la corte, sus actividades musicales lo empujaron hacia metas más trascendentes: fueron el punto de partida para su trabajo sobre las bases científicas de la percusión —el modo en que, al golpear un objeto, se producen vibraciones, ondas y reverberaciones— y su exploración de las analogías existentes entre las ondas sonoras y las del agua.

Leonardo se veía en la necesidad de mostrar su ingenio constantemente para el entretenimiento de los Sforza, cuestión que no solo parecía no costarle trabajo, también le divertía, se sentía como pez en el agua, son famosos sus dibujos alegóricos y grotescos. Entre los primeros cabe destacar una decena de dibujos que simbolizan a la envidia, «En cuanto nace la Virtud, la Envidia viene al mundo para atacarla». Leonardo la representó como una bruja marchita de pechos caídos, montada sobre un esqueleto que se arrastra, acompañada de la siguiente explicación: «Haz que cabalgue sobre la Muerte, porque la Envidia nunca muere».
En cuanto a los dibujos grotescos, hablamos de otra serie de dibujos que Leonardo realizó para divertir a la corte de los Sforza, de intencionalidad satírica, quizá servían de acompañamiento a los cuentos, chistes o actuaciones de Leonardo en el castillo, al igual que sus alegorías.

Pero lo realmente interesante eran los estudios que hacía de las personas en la calle y en los bares con un cuaderno que colgaba de su cinturón, buscando expresiones y rasgos. Estos paseos en busca de caras, junto con los bocetos resultantes, ayudaron a Leonardo en su búsqueda de la relación entre los rasgos faciales y las emociones interiores.

Otra contribución de Leonardo a la vida de la corte de los Sforza eran sus pequeños divertimentos literarios, que tenían como principal objetivo su interpretación o lectura en voz alta. Se conservan unos trescientos en sus cuadernos y sus formas son muy variadas: fábulas, relatos humorísticos, profecías, bromas y enigmas. Las representaciones en voz alta y el recitado de enigmas y fábulas eran entretenimientos muy apreciados en las cortes renacentistas.
«Mucha gente, de un precipitado soplo, perderá la vista y poco después el conocimiento»,
luego Leonardo desvelaba que se refería a las personas que apagan de un soplo
«la luz de las velas al acostarse».
05. IMAGEN DE LEONARDO EN MILÁN.
Leonardo se hizo famoso en Milán no solo por su talento, sino también por su buen físico, por su complexión atlética y por su elegancia personal. Vasari hablaba de su «belleza física [que] no puede celebrarse bastante», de sus «movimientos [que] tenían gracia infinita […].
Leonardo vestía de forma muy vistosa, a veces informal, según el Anónimo Gaddiano, «con una túnica rosada hasta la rodilla, aunque los demás en aquella época llevaran prendas largas». Con los años, se dejó una barba que le «llegaba a la mitad del pecho y cuyos rizos llevaba siempre bien peinados».

Parece claro que Leonardo era encantador y atractivo y que tenía muchos amigos. «Su conversación encantadora ganaba todos los corazones», afirma Vasari. Paolo Giovio, casi coetáneo de Leonardo, al que conoció en Milán, también recordaba su amabilidad: «Era de talante afable, brillante, generoso, de rostro muy bello, así como un maravilloso árbitro e inventor de toda clase de elegancias y sobre todo de espectáculos». Todo esto hizo de él un hombre con muchos amigos íntimos.
En las cartas y los escritos de decenas de otros destacados intelectuales de Milán y Florencia, desde el matemático Luca Pacioli hasta el arquitecto Donato Bramante y el poeta Piattino Piatti, existen referencias a Leonardo como un valioso y querido compañero.
Sobre todo, era famoso por su disposición a compartirlo todo. «Sumamente liberal, acogía y ayudaba a cualquier amigo, pobre o rico», según Vasari. No actuaba motivado por la riqueza o las posesiones terrenales. En sus cuadernos criticó «a los hombres que no desean sino el enriquecimiento material y carecen por completo del afán de saber, que es el sustento y el auténtico y perdurable patrimonio del espíritu».
06. EL ENTIERRO DE CATERINA.
Aunque no se sabe a ciencia cierta, todos los biógrafos coinciden en que Caterina fue la madre de Leonardo, según apuntan se quedó viuda y un hijo suyo fue asesinado de un tiro de ballesta, esta situación seguramente le sobrepasaría y en 1943 se dirigió a Milán en busca de su hijo.
Durante el verano de 1493, una mujer llamada Caterina se presentó en la Corte Vecchia.
Entre las anotaciones de Leonardo se encuentra:
“El día 16 de julio. Caterina llegó el día 16 de julio de 1493.”
De esta anotación lo primero que llama la atención es la reiteración de la fecha, esa misma reiteración volvemos a encontrarla diez años después en el memorándum donde registra la muerte de su padre. En relación con este segundo caso, Freud interpreta esa reiteración nerviosa, como una muestra de lo que él llamaba “perseveración”, un mecanismo psicológico mediante el cual las emociones más intensas son sublimadas o desviadas recurriendo a una serie de repeticiones obsesivas o prestando una atención desmedida a detalles insignificantes.
En junio de 1494, Caterina aparece en una lista de gastos: Leonardo asigna tres sueldos a Salai (Gian Giacomo Caprotti da Oreno, discípulo y ayudante de Leonardo da Vinci). y veinte sueldos, a ella.
Parece ser que Caterina murió durante el mismo mes algo más tarde. Así consta en un documento de los Archivos de Estado de Milán: «El jueves 26 de junio en la parroquia de los Santos Nabore y Félix de Porta Vercellina, Caterina de Florencia, de sesenta años, murió de malaria».
A raíz de su fallecimiento, Leonardo trató de distanciarse de toda emoción que pudiera haber sentido, anotando únicamente los gastos de su entierro, e incluso al anotar los sueldos que se había gastado tachó la palabra «muerte» y escribió, en su lugar, “entierro”.

imagen extraída del documental «La vida de Leonardo da Vinci- TVE 1971
Gastos del entierro de Caterina:
Kilo y medio de cera 27 sueldos, Por el féretro 8 s Un palio para cubrir el féretro 12 s Por el transporte y colocación de una cruz 4 s Por el traslado de la muerta 8 s Para 4 sacerdotes y 4 clérigos 20 s Campana[das], libro [de condolencias], esponja 2 s Para los sepultureros 16 s Para el anciano 8 s Por el certificado [de defunción] 1 s
Subtotal 106 s
Médico 5 s Azúcar y velas 12 s
Total 123 s
Esta aparente indiferencia resulta extraña y hay quien incluso arguye que parece poco gasto para el entierro de una madre. En 1497, Leonardo gastaría cuatro veces más en la tela de plata, el ribete de terciopelo y el corte de una capa para Salai. Sin embargo, bien mirado, salta a la vista que resultó un entierro adecuado para una madre y no para una criada: no le faltó luz, lo oficiaron cuatro sacerdotes y fue planeado con esmero y anotado para la posteridad.
En las páginas de la libreta Fostrer III, que es donde menciona la llegada de Caterina, aparecen multitud de pensamientos filosóficos y aforismos que de alguna manera guardan cierto sentimiento filial:
- «La planta se lamenta del viejo palo seco que han colocado a su lado y de las viejas zarzas que la rodean. Pero el uno sirve para mantenerla erguida y las otras para protegerla de las malas compañías.»
- «El espejo se vanagloria cuando contiene el reflejo de una reina, pero cuando ésta se va, vuelve a ser un vulgar espejo.»

imagen extraída del documental «La vida de Leonardo da Vinci- TVE 1971
07. COMENTARIO FINAL.
A medida que voy profundizando en la vida de Leonardo, más me doy cuenta de lo grande que fue, pero principalmente de su enorme capacidad de trabajo y su afán de superación, de las ansias de saber, de conocer y de comprender.
Hacía de su trabajo, su vida y su divertimiento, y de su vida y su ocio, su trabajo, amaba todo lo que hacía porque simplemente estaba enamorado de la vida.
A pesar de haber pasado una etapa oscura en sus últimos años de Florencia, supo sobreponerse y hacerle frente con esfuerzo, trabajo y alegría.
En este último estudio me he dado cuenta de tres cuestiones importantes:
1º) El trabajar como productor de espectáculos en la corte Sforza, le obligaba a finalizar sus trabajos, tenían una fecha límite que necesariamente tenía que cumplir, obligándole a romper ese techo de cristal que él mismo se imponía ante la perfección.
2º) Todavía mantiene una coraza tremenda para protegerse de sus sentimientos más íntimos, tiene miedo al dolor emocional. Esconde claramente sus emociones ante la pérdida de su madre, que pudo tener o no, mucha o poca relación con ella, pero no parece normal que siendo la persona que fue, con los conocimientos que él tenía sobre ciencia y las ansias de saber y comprender, no se manifestase abiertamente, en un sentido o en otro: con sentimientos de amor o de odio, de comprensión o de culpabilidad, o simplemente desde un punto de vista científico ante el momento de perder a la persona que le sirvió de vehículo para su existencia, pero no con la indiferencia más absoluta anotando simplemente los gastos de su entierro.
3º) A lo largo de todo el trabajo que he realizado en el estudio de este personaje, siempre me he visto abocado a la misma reflexión, sus grandes éxitos y sus logros provenían de una carencia afectiva en su niñez que le hizo refugiarse en la búsqueda del conocimiento de una forma desmedida, tratando de alcanzar la perfección que encontraba en la naturaleza, y de ahí también su gran problema de no ser capaz de finalizar muchas de sus obras. Pero llegado a esta fase, me he dado cuenta de algo más:
Leonardo Da Vinci fue un genio y consiguió perdurar en el tiempo por una razón muy sencilla
“siempre dio lo mejor de sí mismo.”
08. FUENTES DE DOCUMENTACIÓN.
- Leonardo Da Vinci – Biografía. Giorgio Vasari.
- El imaginario de Leonardo. Códices Madrid de la BNE.
- Leonardo Da Vinci- La Biografía- Walter Isaacson.
- El vuelo de la Mente – Charles Nicholl.
- Documental «la Vida de Leonardo da Vinci» TVE 1971.