Aunque los post de esta sección no van a mostrar las diferentes teorías de los filósofos, sí es posible que me apoye en algunos de ellos, pues en el fondo la mayoría de las cuestiones que me preocupan no son nuevas precisamente, y aquellos que conozca y con los que crea que coincido en alguna teoría, pues bueno, por qué no contar con ellos, y este es el motivo por el que comenzaré haciendo una breve mención a los primeros filósofos, los presocráticos:
- Para los presocráticos la principal preocupación era la naturaleza y el principio último de las cosas: para Tales de Mileto ese principio era el agua, para Anaximandro era lo indeterminado, el infinito, lo ilimitado, el lo llamaba el apeirón, para Anaxímenes el aire, para Anaxágoras cada objeto tenía una característica que estaba en todo su ser…., pero si hago esta mención, no la hago por ellos, la hago para resaltar exclusivamente a uno de ellos, Heráclito de Éfeso (500 a. C.). Resulta increíble que viviendo en la época en la que vivía, sin tener los medios que hoy tenemos, sin conocer los avances y las demostraciones de la ciencia actual, hace 2.500 años, pudiese llegar a realizar ciertas reflexiones con las que al menos yo me identifico, y creo que parte de ellas la ciencia también las comparte:
1º) Para Heráclito el principio último de las cosas era el fuego, razón del movimiento y cambio, pero no como materia origen y que permanece, porque no es materia, sino como la energía que prevalece y hace posible los cambios.
“Este cósmos no lo hizo ni alguno de los dioses ni de los hombres, sino que era y es y será, fuego siempre viviente”
Esto que parece tan enredoso, si tratamos de hacer un ejercicio de comprensión, nos daremos cuenta que no lo es tanto, si nos fijamos en los seres vivos y los seres inertes, apreciamos que los seres vivos siempre generan calor y aquello que por sí mismo no genera algo de calor, su movilidad no depende de ellos sino de su entorno, y por tanto serían seres inertes, carentes de vida. Luego entonces tiene su parte de lógica, para iniciarse el movimiento, antes tuvo que generarse el calor y para mantenerse el movimiento o las transformaciones de la materia tiene que haber algo de calor.
Esta interpretación que hago de manera totalmente subjetiva de la teoría del fuego y su relación con el universo, de Heráclito, no deja de ser eso, una interpretación, pero creo que tiene cierto sentido, y aunque ahora no nos diga mucho, más adelante nos ayudará a comprender el porqué de muchos interrogantes.
2º) Pero para Heráclito el universo también está en continuo devenir, en incesante transformación, en continuo movimiento. “Todo fluye”, “No se puede uno bañar dos veces en el mismo río”.
Este razonamiento tan sencillo, tan básico, también es fundamental para empezar a entendernos a nosotros mismos y a los demás.
No se puede uno bañar dos veces en el mismo río porque, evidentemente, la segunda vez el agua ya no es la misma, sigue corriendo agua por el río, pero nueva. Con las personas, con la vida y con la materia en general pasa algo parecido, se encuentra en continua transformación y movimiento.
Si hacemos una comparación en un periodo largo de tiempo lo veremos más claro:
- Un niño, por ejemplo de 10 años, que consigue hacerse mayor y envejecer, a los 90 años su aspecto físico no es el mismo indiscutiblemente, su cuerpo ha sufrido una transformación: su musculatura, sus articulaciones, sus órganos vitales y no vitales, los cambios de piel, el cambio de pelo, la altura, el grueso de su cuerpo…, en definitiva todo su ser físico ha ido sufriendo una transformación permanentemente.
- Pero en el aspecto mental también se ha producido una transformación similar, se dice de la mente, entre otras acepciones, que es el conjunto de capacidades intelectuales de una persona, y estas capacidades evidentemente no son las mismas cuando se tienen 10 años que cuando se tienen 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80 o 90 años, hay un cambio constante debido a multitud de circunstancias, como pueden ser el aprendizaje, el sufrimiento, las alegrías, las decepciones, los miedos, los fracasos, los triunfos…, todo lo que nuestros sentidos le hace llegar al cerebro, todo, absolutamente todo, nos afecta y hace que nuestra mente cambie constantemente.
Luego entonces si hay una transformación física y también mental, la persona de 6 años no es la misma que la de 90, no tienen nada que ver ni físicamente ni mentalmente, «únicamente permanece el recuerdo de lo que hemos sido en cada uno de los momentos«, y no siempre desafortunadamente, no todo el mundo tiene la misma capacidad para memorizar el pasado, algunos incluso pierden esos recuerdos…
Este mismo razonamiento nos vale para entender que dentro de unos años no seremos las mismas personas, pero tampoco dentro de unos meses, ni tan siquiera dentro de unos días, minutos, segundos o milésimas de segundo. Y esto mismo que nos sucede a nosotros, les sucede a los animales, plantas e incluso a las cosas, todo absolutamente todo lo físico, se encuentra en un incesante cambio. Es cierto que la transformación se puede apreciar más rápidamente en unas personas que en otras, o en unas materias más que en otras, pero todas sufren una transformación.
A qué persona no le ha sucedido que ha tenido amigos o familiares con los que ha convivido mucho tiempo, durante la infancia o la adolescencia, ha dejado de verlos durante varios años y al reencontrarse con ellos, siente cierto distanciamiento, se da cuenta que ni son lo mismo físicamente ni como personas, en unas ocasiones sorprendiéndonos gratamente o en otras todo lo contrario.
Pero esta transformación de nosotros mismos y de todo lo que nos rodea, tiene un factor común evidentemente, estamos hablando del “tiempo”.
Podríamos decir entonces, en lenguaje coloquial, que “el tiempo es la materia en movimiento”, la transformación constante de lo que somos y lo que nos rodea.
El tiempo es uno de esos pilares básicos de la vida, su conocimiento podría ayudarnos a resolver muchas preguntas, pero de momento, creo que nos supera, al menos a mí me lo parece. No obstante, para comenzar, tener esta idea de lo que es el tiempo, aunque sea tan básica, creo que es todo un logro y más adelante nos puede ayudar a encontrar algunas respuestas importantes, mientras también puede ayudarnos a entendernos un poco.
3º) Prosiguiendo, en cuanto a ese devenir o cambio constante a través del tiempo, para Heráclito no era irracional o caótico, sino que se realizaba atendiendo a una ley o logos interno y que rige según la lucha de contrarios estableciendo el orden y la armonía del universo.
Vuelve a sorprenderme, es cierto y se puede comprobar que en la naturaleza parece prevalecer esa lucha de contrarios:
- Hemisferio norte-Hemisferio sur.
- Polo Norte-Polo Sur.
- Noche-Día.
- Invierno-Verano.
- Frío-Calor.
- Ruidos-Silencio.
- Oscuridad-Luz.
- Macho-hembra.
- Muerte-Vida.
- Incluso en los seres vivos suele haber una simetría de lados opuestos o contrarios (Parte izquierda- Parte derecha).
- …
Pero también resulta curioso, que en nuestro día a día nos encontramos constantemente con esa lucha de contrarios que se debate entre el calor de la vida, tratando de buscar ese equilibrio para que nos de sosiego, estabilidad y en definitiva sensación de bienestar o felicidad:
- Guerra-Paz.
- Amor-Odio.
- Salud-Enfermedad.
- Trabajo-Descanso.
- Felicidad-Desdicha.
- Riqueza-Pobreza.
- …
No obstante, en esa lucha de contrarios también están los egoísmos, las envidias, los miedos, las necesidades, los deseos…, y “los que salen perdiendo”, y cuando la balanza se declina hacia este lado, es cuando empieza a correr peligro el equilibrio de ese “Logos interno”, al igual que la naturaleza, y con ella,
nosotros mismos…,
Uno de los fines de este blog es tratar de averiguar qué circunstancias hacen que estemos perdiendo ese equilibrio, porque es una evidencia que lo estamos perdiendo, y qué podemos tratar de hacer para reconducirlo.
Sé que todo esto, el pensarlo sólo, me queda grande, muy grande…
pero
“vuelvo al mar
y a esa gota
que si no estuviese
lo haría menor…”
Josechu PR (18/09/2019)
